La falta de agua para la hacienda era una constante en la zona, y decidieron hacer perforaciones para tratar de solucionar el problema. Ni los dueños de esas hectáreas ni la gente del pueblo imaginaron que encontrarían en el sureste de la provincia de Córdoba un verdadero tesoro natural. Hoy Gabriel Basso, además de ser productor agropecuario, también vende agua mineral en su pueblo.