Se trata del exoplaneta rocoso TRAPPIST-1b, un cuerpo celeste al que muchos científicos asemejan a la Tierra, utilizando el telescopio James Webb de la NASA. Ubicado a unos 40 años luz de distancia, el sistema TRAPPIST-1 es el hogar de otros siete planetas semejantes a la Tierra en tamaño, masa y densidad, por lo que los hallazgos marcan un paso importante para determinar si aquellos que orbitan estrellas pequeñas activas, como TRAPPIST-1, pueden sustentar las atmósferas necesarias para acoger formas de vida.